"Mi hijo se pasa el fin de semana jugando a los videojuegos", ¿hablamos de una adicción?

Una de las afirmaciones que más se oye en consulta es que “mi hijo está enganchado a los videojuegos”. Es lógico que nos ocupemos de saber el tiempo que dedican nuestros hijos a las nuevas tecnologías. Sin embargo, para hablar de una adicción a éstas tenemos que valorar más factores. Es decir, el problema no es tanto la cantidad de tiempo que su hijo permanece sentado ante la pantalla, como la calidad de ese tiempo. Por ejemplo, si el fin de semana pasado estuvo lloviendo, sus amigos no estaban y lo dedicó a pasar su tiempo de ocio con los videojuegos... No tendría por qué ser una señal de alarma si mi hijo normalmente es responsable (se ocupa de sus tareas y obligaciones, tiene buen rendimiento escolar, amistades no virtual, etc). Tenemos que estar alerta cuando mi hijo comienza a tener un cambio de actitud habitual y hace que le interfiera en su día a día. 
Las características más comunes de una ciberadicción serían: 
  • Cada vez está más aislado, 
  • Cada vez necesita más tiempo para disfrutar de esa “partida”, 
  • Deja de hacer cosas que antes solía hacer  (salir con los amigos, deporte, estudiar, buena comunicación…), 
  • Cuando se le quita el videojuego o no puede conectarse su reacción es agresiva y, en definitiva, tiende a mentir en cuanto a la cantidad de tiempo que permanece conectado, 
  • Se vuelve dependiente del “aparato”,
  • No es capaz de disfrutar con otras fuentes de placer. 
En este punto, si mi hijo no identifica el problema y no se llega a un acuerdo para volver a los hábitos saludables, es conveniente consultar con un especialista.

- Por Isabel Aboy

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