En
la sociedad actual los modelos de familia se van transformando y
abriendo a nuevos modelos de familia, además, de la familia nuclear
(familia formada por los padres y los hijos de un único núcleo
familiar).
Este
es el caso de las familias reconstituidas, que son estructuras
familiares en las que uno o ambos miembros de la pareja ha tenido, al
menos, un hijo en una relación anterior, y se reorganizan en una
nueva unidad familiar.
Orientaciones
para las parejas que se plantean conformar una familia reconstituida
Es
importante tener en cuenta el proceso
de adaptación de
la nueva unidad familiar, ya que va a tener unas reglas y
características específicas y diferentes a la familia nuclear. Se
va a dar, como si dijéramos, una “constelación de hogares”. Es
decir, no estamos ante una única familia sino ante dos familias con
hábitos y normas diferentes, que emprenden un camino de convivencia,
reconstitución y reajuste para la construcción de una nueva unidad
familiar.
En
este sentido, uno de los errores más frecuentes es intentar
reproducir o mantener en el tiempo los roles y las dinámicas de la
familia nuclear anterior. Estamos ante un sistema
familiar nuevo, con su propio modelo de funcionamiento.
Por
ello, es necesario que la pareja pueda revisar,
reflexionar y trabajar
juntos acerca de sus expectativas
sobre el nuevo modelo familiar, sus roles
y cómo construir o co-construir en las nuevas
relaciones que se
van a ir estableciendo entre todos los miembros.
Es
muy importante tener en cuenta los
momentos y los tiempos
de cada miembro de la familia, tanto de los adultos, como de los
hijos, ya que estos pueden ser diferentes, y es necesario conocerlos
y respetarlos. Es una época de cambios, pérdidas y ganancias para
todos.
Cierra las etapas anteriores, para poder construir las nuevas. Y, sé consciente, de que la comunicación y las buenas relaciones pueden favorecer los procesos de todos los miembros.
Más
concretamente… Atendiendo a los hijos…
Lo
primero de todo es ser conscientes, como se ha reflejado con
anterioridad, de que el
proceso de adaptación y cambio
es para todos
los miembros de la familia, adultos y menores. Y, por ello,
permanecer atentos, despiertos y curiosos a las manifestaciones que
puedan ir reflejando los hijos.
En
este sentido, cabe resaltar las siguientes recomendaciones, entre
otras:
- Favorecer y mantener una comunicación clara y con tiempo para comunicar la llegada de la nueva pareja, y si es el caso, de la nueva convivencia.
- Establecer un tiempo suficiente para que los hijos puedan elaborar el duelo de la separación y el reajuste a la nueva situación. Es frecuente que la vivencia de los cambios sea diferente para cada persona, para los adultos puede ser más gradual por el tiempo de proceso y reflexión, pero para los menores puede ser mucho más rápido, “¿Cuánto tiempo llevo pensándolo hasta que les traslado la noticia?”
- La elección es de los adultos, los hijos no han elegido la nueva situación. Por ello, es necesario “no forzarles a querer”, legitimando y respetando sus emociones y, una vez más, sus tiempos.
- En el proceso de creación de la nueva unidad familiar y posteriormente, pueden surgir lealtades biológicas invisibles o visibles hacia los progenitores. Lo que puede ser la causa de la no aceptación, por parte de los hijos, de la nueva pareja o la nueva situación familiar. Ante esto, es aconsejable no forzar los procesos, dejar claro que una persona no va a ocupar el lugar de otra, y si es necesario, pedir orientación familiar.
- Ser capaces de ponerse en el lugar del otro, no hacer valoraciones desde mis creencias o mis expectativas sin tener en cuenta las del otro.
- Es frecuente que puedan sentir emociones muy dispares, tales como, culpa, miedo, tristeza, sensación de abandono, entre otras. Por eso, es recomendable que puedan tener el adulto una base segura que facilite y permita la expresión emocional.
- Explicarles de manera clara que, aunque la situación cambie y haya más miembros en la familia, el afecto y el amor por el hijo, no cambia.
- En cuanto a las reglas y normas sería aconsejable ser lo más coherentes posible en cada hogar, y si es posible implicando una relación fluida y comunicación adecuada con la expareja.
En
cualquier caso, el respeto, la comprensión y la flexibilidad son
buenos compañeros de viaje para construir este nuevo proyecto de
familia.
- Por Gema López Martínez
Mediadora Familiar Acreditada por el Ministerio de Justicia a nivel Nacional
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